jueves, 2 de diciembre de 2010

Trastornos en el cine

Esquizofrenia

Imagenes_de_la_Locura Beatriz_Vera_Poseck.jpgUn ejemplo que me parece que es canónico de cine que representa la esquizofrenia es ‘El club de la lucha’ (‘Fight Club’, 1999), de David Fincher, basado en la novela de Chuck Palahniuk. Hablaré más adelante con detenimiento de esta película y explicaré por qué la pongo de ejemplo de esquizofrenia, mientras Vera Poseck la sitúa en el trastorno de identidad disociativo. Otros títulos que comenta la autora en su libro como representaciones de la esquizofrenia son: ‘Spider’ (2002), de David Cronenberg; ‘Una mente maravillosa’ (‘A Beautiful Mind’, 2001), de Ron Howard, o ‘El resplandor’ (‘The Shinning’, 1980), de Stanley Kubrick; entre muchos otros.


Trastorno de identidad disociativo
La persona que sufre trastorno de identidad disociativo, en lugar de ver a otros que no existen, lo que hace es “alternar” sus personalidades. Como dice Vera Poseck, “en el TID, el desdoblamiento es interno”.
three faces of eve.jpgDos psicólogos publicaron en 1957 un libro que narraba el caso de Chris Costner Sizemore, que desarrolló hasta cuatro personalidades. Fue tal el éxito del libro, que ese mismo año se rodó‘Las tres caras de Eva’ (‘The Three Faces of Eve’, 1957) de Nunnally Johnson. ‘Sybil’ fue un libro en 1973 y una película en 1976, que también trataban el caso real de una joven con dieciséis personalidades y de su psicóloga. Otro caso paradigmático es el de ‘El Dr. Jeckyll y Mr. Hyde’, que al parecer representaba la preocupación del propio Stevenson por sentir dos personalidades convivir en su interior.
Un buen ejemplo de TID en el audiovisual sería el capítulo 11 de la 1ª temporada de ‘A golpe de bisturí’ (‘Nip/Tuck’), titulado ‘Montana/Sassy/Justice’, como los distintos nombres de las personalidades de la paciente. En la actualidad, el cine ha tratado este trastorno para mostrarnos psicópatas y asesinos, cosa poco frecuente en estos enfermos. ‘El escondite’ (‘Hide and Seek’, 2005), de John Polson; ‘The Crowded Room’ (2006), de Joel Schumacher; ‘Session 9’ (2001), de Brad Anderson, y varios films de Brian de Palma, además de los ya mencionados, son algunos de los títulos que analiza Vera Poseck en su libro. La autora también menciona ‘Psicosis’, aunque la engloba dentro de la esquizofrenia. Más abajo comentaré detenidamente la película de Hitchcock.


psicosis.jpg‘Psicosis’: un caso polémico
Se ha debatido mucho sobre si películas como ‘Psicosis’ (‘Psycho’, 1960), de Alfred Hitchcock, confunden o no estos dos trastornos antes expuestos. Siguiendo la regla de uno o varios actores, ‘Psicosis’ debería tratar el TID. Ya que nunca vemos a Norman Bates y a su madre al mismo tiempo, se podría entender que el personaje de Anthony Perkins sufre disociación de identidad, con distintas personalidades internas que son capaces de hablar entre sí, contestarse y replicarse, porque cambian de una a otra muy rápidamente. Las personalidades múltiples pueden entrar en conflicto porque cada una quiere una cosa y, como comparten el cuerpo, o bien unas tienen que hacer lo que otra quiera, o bien llegar a un acuerdo. Ya que entran en conflicto es posible que discutan como se escucha en ‘Psicosis’.
Lo que hace que la película resulte confusa es que Norman habla a Marion (Janet Leigh) de su madre como si ésta existiera. Esto sólo se daría en los casos de esquizofrenia, en los que el enfermo pierde la conexión con la realidad y ve como reales sus alucinaciones. En el TID la conexión con la realidad no se pierde. La única explicación posible a este hecho sería que Norman, conscientemente, quisiera dar una justificación a las voces que sabe que Marion ha oído, pues sabe que padece la enfermedad. Para adaptar esta película tanto a una enfermedad como a la otra, hay que forzar mucho las suposiciones, como las que yo he dado de que las personalidades cambian ipso facto y lo de que Norman sea consciente y finja que su madre vive. El hecho de que el film sea anterior al establecimiento de la definición oficial de la enfermedad puede influir bastante en su ambigüedad.
FightClub-Poster01.jpg
‘El club de la lucha’: yo, pero más guapo, más fuerte y más atrevido
En ‘El club de la lucha’ (‘Fight Club’, 1999), de David Fincher, Jack (Edward Norton) ha proyectado en Taylor Durden (Brad Pitt) las características que él desearía tener o que tiene, pero que esconde. Taylor es más fuerte, más guapo y más atrevido que Jack. Entonces, Taylor no sólo actúa en su lugar, sino que también martiriza física y psicológicamente a Norton por no comportarse al 100% como le gustaría. La violencia de la cinta es la catarsis delyuppie adocenado que interpreta Norton, actor que representa a un personaje con trastorno de identidad disociativo en ‘Las dos caras de la verdad’ (‘Primal Fear’, 1996), de Gregory Hoblit.
No podemos decir con claridad si las películas son correctas o incorrectas a la hora de tratar estos temas debido a que ello depende de cómo interpretemos cada uno las imágenes y sonidos que aparecen en ellas. Por ejemplo, en ‘El club de la lucha’, Beatriz Vera Poseck entiende que Brad Pitt está mostrado como un cuerpo aparte a modo de licencia narrativa o de estrategia de Fincher y, por tanto, estamos ante un caso de TID. Pero me parece menos rebuscado ver al personaje de Pitt como una alucinación externa de Edward Norton y, entonces, claramente nos encontraríamos ante la esquizofrenia, como afirman otros entendidos. Así se cumpliría también la regla de: varios actores, esquizofrenia. Lo que dice Vera Poseck es que se trata de identidad disociada porque a veces Norton tiene que sufrir las consecuencias de lo que ha hecho Pitt mientras Jack se había transformado en Taylor Durden, sin embargo, ella misma explica que en este síndrome “las distintas personalidades se presentan por lo general como si se controlaran secuencialmente, apareciendo una detrás de la otra” y en ‘El club de la lucha’ es frecuente verlos a los dos, no solo juntos, sino incluso enfrentados.

Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad

Características

La principal característica de este trastorno es la preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control mental, a expensas de la flexibilidad y la espontaneidad. Este patrón de comportamiento comienza al principio de la edad adulta y se da en diversos contextos.

Los sujetos con este trastorno intentan mantener la sensación de control, mediante una gran atención s las reglas, los detalles, los protocolos, las formalidades,… hasta incluso la pérdida de vista del principal objetivo de la actividad. Son demasiado cuidadosos y muy propensos a las repeticiones, sobre todo para comprobar los posibles errores.

Debido al ansia de perfeccionismo y a intentar alcanzar altos niveles de rendimiento, se producen un gran malestar subjetivo.

Los sujetos con un trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad muestran una excesiva dedicación al trabajo, con la exclusión de las posibles actividades de ocio. Suelen ser muy inflexibles e incluso tercos en las cuestiones morales o éticas. Son muy rígidos al respetar las autoridades o normas que insisten en cumplirlas estrictamente.

Los individuos con el trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad no pueden tirar objetos ya gastados o inútiles, incluso cuando no tienen ningún valor sentimental, e incluso les llega a molesta que alguien trate de deshacerse de algo que han guardado ellos.

Como se desprende de lo dicho ya anteriormente, estos sujetos son incapaces de delegar trabajo en otras personas. Insisten en que las cosas deben hacerse como ellos dictan e incluso se ofenden cuando alguien sugiere cualquier otra alternativa posible para realizar la tarea, debido a que están tan inmersos en su propia perspectiva que no son capaces de admitir y ver como buenos otros puntos de vista. Muchas veces incluso rechazan ofertas de ayuda.

Estos sujetos suelen ser tacaños porque tienden a controlarse mucho por las posibles catástrofes que puedan llegar, y suelen caracterizarse por ser rígidos y obstinados. Planifican con mucha cautela todo tipo de detalles y así niegan la posibilidad de cambio.



Síntomas y trastornos asociados


Los sujetos con trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad, suelen tener dificultades a la hora de elegir qué tarea es la prioritaria y cuál es la mejor forma de hacerla, de tal forma, que cuando ocurre esto, puede que nunca llegan a realizarla, ni siquiera a empezarla.

Normalmente se enfadan en aquellas situaciones en las que no son capaces de mantener un control del entorno, si bien, su posible ira no se manifiesta de forma abierta. Cuando estos sujetos muestran afecto, lo hacen de forma muy controlada; como norma general, sus relaciones cotidianas suelen ser serias y formales. Otra característica es que normalmente se contienen hasta no estar seguros de que lo que van a decir es perfecto para la ocasión. Los individuos con el trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad pueden tener dificultades importantes en el trabajo, sobre todo, en aquellos que requieran flexibilidad y transigencia.

Los sujetos que presenten trastornos por ansiedad (por ejemplo, ansiedad generalizada, trastorno obsesivo compulsivo, fobia específica…) tienen mayor probabilidad de padecer esta alteración de la personalidad. Muchos rasgos que caracterizan al trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad también a parecen como características de la personalidad “tipo A”.

Por último, hay que decir que puede existir una asociación entre el trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad y los trastornos del estado de ánimo y ansiedad. Siempre que se evalúe este trastorno, se debe tener en cuenta no incluir aquellos comportamientos que reflejan hábitos o estilos interpersonales admitidos culturalmente, por ejemplo, en algunas culturas se pone un especial énfasis en el trabajo.

Diversos estudios señalan que se da dos veces más en hombres que en mujeres.

Diagnóstico diferencial


El trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad se suele distinguir muy bien del denominado trastorno obsesivo-compulsivo por las obsesiones y compulsiones que en este último se producen; no obstante, si se cumplen criterios para ambos trastornos, hay que diagnosticar los dos.

El trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad no se debe confundir con los sujetos con un trastorno narcisista de la personalidad también poseen la cualidad de pensar que los demás no pueden hacer las cosas tan bien como ellos, pero éstos son más propensos a pensar que han alcanzado la perfección, cosa que no ocurre en el trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad, ya que suelen ser muy autocríticos.

Tanto en el trastorno esquizoide de la personalidad, como en el trastorno que nos ocupa, suele haber un distanciamiento social y una aparente formalidad; sin embargo, este distanciamiento se produce en el trastorno esquizoide por la falta de incapacidad para la intimidad, y en el trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad se produce por la excesiva dedicación al trabajo.

Este trastorno debe distinguirse del cambio de personalidad debido a enfermedad médica y tampoco se debe confundir con los síntomas que se pueden presentar en asociación con el consumo crónico de sustancias, como por ejemplo el trastorno relacionado con la cocaína.

Por último, todos estos rasgos no constituyen un trastorno si no son inflexibles, desadaptativos, persistentes y no ocasionen un deterioro funcional que sea significativo o bien un malestar subjetivo.

Trastorno de la personalidad por dependencia

Características



La principal característica del trastorno de la personalidad por dependencia es la necesidad clara de que se ocupen de uno, lo que ocasiona un comportamiento de adhesión y temores a la separación. Este patrón comienza al principio de la edad adulta y se debe dar en diversos contextos. Estos comportamientos sumisos surgen de la percepción del propio sujeto de no funcionar adecuadamente sin la ayuda de los demás.


Los sujetos con este trastorno tienen a menudo grandes dificultades para tomar decisiones cotidianas, si éstas no se ven apoyadas por los demás. Los sujetos con este trastorno suelen ser pasivos y a permitir que lo demás tomen las decisiones por ellos. Esta necesidad de que los demás asuman sus responsabilidades va más allá de lo que podemos denominar apropiado. Este trastorno puede darse también en individuos que tienen alguna enfermedad discapacitante, pero para diagnosticar este trastorno, la dificultad para asumir responsabilidades debe ir más allá de lo que normalmente se asocia a su enfermedad.

Otra de los criterios de este trastorno, es que los sujetos que lo manifiestan tienen dificultades para expresar el desacuerdo con los demás, debido a que tienen miedo a perder su apoyo. A estos sujetos les es difícil iniciar proyectos o hacer las cosas independientemente. Creen que necesitan ayuda para comenzar y seguir con la tarea. Están convencidos de que necesitan ayuda de los demás; sin embargo, si se les da seguridad pueden funcionar adecuadamente. Tienen miedo de valerse por ellos mismos o hacerse más competentes por miedo a que los demás les abandonen. Ocurre también que como confían en los demás para valerse en la vida, frecuentemente no aprenden las habilidades necesarias, lo que les hace, además más dependientes aún.

Cuando se termina una relación importante, estos sujetos buscan otra relación que les proporcione el cuidado y el apoyo que necesitan. Además los sujetos dentro del trastorno de la personalidad dependiente, están inmensamente preocupados por el miedo a que les abandonen y por lo tanto tengan que cuidar de ellos mismos; pero hay que tener en cuenta, que para que estos temores sean indicativos de trastorno, deben ser excesivos y no realistas.


Síntomas y trastornos asociados


Una característica primordial de este trastorno, es que estos sujetos son pesimistas e inseguros
además de tender a minimizar sus capacidades. Todos tienden a buscar la sobreprotección y a ser dominados por los demás.

Como podría intuirse, sus relaciones sociales tienden a limitarse a pocas personas y además de las que el sujeto depende. Este trastorno se asocia también a otros trastornos de la personalidad, como son el trastorno límite de la personalidad, el trastorno por evitación y el trastorno histriónico.

Es común también, que los sujetos que hayan experimentado una enfermedad médica crónica o un trastorno de ansiedad por separación en la infancia o la adolescencia, tiendan a desarrollar este trastorno. Tanto la edad, como los factores culturales han de ser tenidos en cuenta a la hora de diagnosticar este trastorno, ya que por ejemplo, en algunas sociedades, es común poner énfasis en la pasividad o el trato cortés y respetuoso, lo que puede ser malinterpretado como rasgos del trastorno de la personalidad por dependencia.

Ocurre que este trastorno, en la población clínica, se puede ver con más frecuencia en las mujeres; sin embargo, distintos estudios corroboran unas tasas de prevalencia similares para ambos sexos.







Diagnóstico diferencial

Es fácil confundir el trastorno de la personalidad por dependencia de los trastornos que se asocian al Eje I (como son por ejemplo, los trastornos del estado del ánimo, el trastorno de angustia y la agorafobia) y de los trastornos que surgen como el resultado de enfermedades médicas.

También puede confundirse este trastorno con otros trastornos de la personalidad, por tener características similares. Si el individuo tiene características de personalidad que cumplan los criterios para más de un trastorno de personalidad, deben diagnosticarse todos. Aunque muchos de los trastornos de personalidad tienen como una de sus características la dependencia, el trastorno de la personalidad por dependencia se caracteriza por ir acompañado, además, de comportamientos de sumisión y de adhesión.

Tanto el trastorno de personalidad por dependencia como el trastorno límite de la personalidad tienen temor al abandono, sin embargo se distinguen por la reacción que procesan después de dicho abandono.

Otra coincidencia existe entre el trastorno de la personalidad por dependencia y el trastorno histriónico de la personalidad, ya que ambos experimentan una gran necesidad de reafirmación y aprobación, y suelen parecer infantiles; sin embargo, en el trastorno histriónico de la personalidad se suelen producir grandes extravagancias para demandar activamente la atención, extravagancias que no se producen en el trastorno por dependencia.

Por último, una de las grandes coincidencias se da entre el trastorno de la personalidad por dependencia y el trastorno de la personalidad por evitación, ya que ambos están caracterizados por sentimientos de inferioridad, es la necesidad de reafirmación. La diferencia está, en que en el trastorno por evitación, son tan sensibles a la humillación, que se aíslan hasta estar seguros de ser aceptados. En el trastorno por dependencia, los sujetos buscan, más bien, mantener los contactos con aquellas personas más importantes para ellos; y no se caracterizan tanto por la evitación.

Este trastorno de la personalidad por dependencia debe distinguirse de un cambio de personalidad debido a enfermedad médica, ya que aquí, lo rasgos aparecen como consecuencia de la enfermedad. También debe distinguirse de los síntomas que se pueden presentar en asociación con el consumo crónico de sustancias, como el trastorno relacionado con el consumo de cocaína no especificado.

Trastorno de la personalidad por evitación


Características

Su principal característica es un patrón general de inhibición social, sentimientos de inadecuación y una hipersensibilidad a la evaluación negativa, con comienzo a principio de la edad adulta y que se da en diversos contextos.

Estos sujetos evitan trabajos o actividades que impliquen un contacto interpersonal importante, ya que tienen miedo a las críticas, la desaprobación o el rechazo. Evitan hacer nuevos amigos, a no ser que estén seguros de que van a ser apreciados y aceptados sin críticas. Las personas con trastorno de personalidad por evitación no participan en actividades de grupo hasta que no se vean protegidos.

Suelen actuar con represión, tener dificultades para hablar de sí mismos y tener sentimientos de temor a ser avergonzados. Debido a su temor a ser rechazados, tienen el umbral para detectar las reacciones extremadamente bajo; tienden a sentirse ofendidos si alguien se muestra algo crítico con ellos.

Estos sujetos están inhibidos en las situaciones interpersonales nuevas, debido a su baja autoestima. Esta serie de dudas en sus aptitudes sociales se demuestran sobre todo en la relación con extraños; por ello suelen pensar de ellos mismos que son ineptos socialmente, poco interesantes o inferiores a los demás. Como norma general son reacios a involucrarse en nuevas actividades. 

Síntomas y trastornos asociados

Los sujetos con un trastorno de la personalidad por evitación suelen estar muy atentos y evaluar con detalle los movimientos y gestos de los que están en contacto con ellos. Sienten mucha ansiedad ante la posibilidad de recibir alguna crítica. Los demás, por regla general los toman como “tímidos”, “solitarios” o “aislados”.

Se suelen presentar numerosos problemas asociados a la actividad social y laboral. Estos sujetos suelen estar relativamente aislados y suelen carecer de una red de apoyo en las situaciones de crisis. Normalmente suelen fantasear idealizando las relaciones con los demás.

Hay otros trastornos que normalmente suelen ir asociados al trastorno de la personalidad por evitación, como son el trastorno del estado de ánimo y de ansiedad (especialmente la fobia social). El trastorno por evitación se diagnostica a menudo junto con el trastorno de la personalidad por dependencia, ya que los sujetos con trastorno de la personalidad por evitación suelen acabar muy ligados y dependiendo de las personas de quien son amigos.

Por otra parte, este trastorno también puede estar asociado al trastorno límite de la personalidad y a los trastornos de personalidad del grupo A. Ocurre que la visión de timidez y evitación está de diferente forma contemplada en los distintos grupos étnicos y culturales. Además, un comportamiento más retraído y evitativo, puede ser el resultado de problemas como consecuencia de la inmigración.

En los niños y adolescentes, este diagnóstico debe ser usado con mucha prudencia, debido a que posibles comportamientos evitadores se produzcan como consecuencia del propio proceso de desarrollo. Por último, hay que añadir, que el trastorno de la personalidad por evitación, parece ser igual de frecuente, tanto en hombres como en mujeres.


Diagnóstico diferencial

Existe una especie de solapamiento entre el trastorno de la personalidad por evitación y la fobia social de tipo generalizado, hasta el punto de ser conceptualizaciones alternativas para un mismo estado. En el trastorno de angustia con agorafobia, la evitación también es característica, sin embargo, en el trastorno que nos ocupa, la evitación tiene un inicio temprano, sin ningún precipitante claro y un curso más estable.

Como algo común a todos los trastornos de personalidad, todos suelen tener características comunes, que hacen que puedan confundirse; sin embargo, si un sujeto presenta criterios para más de un trastorno, debe diagnosticársele todos los que tenga.

En el trastorno esquizoide y esquizotípico de la personalidad existe también un aislamiento social, sin embargo, los sujetos con estos trastornos no sufren por ello, sino que más bien lo prefieren.

La característica que tienen en común el trastorno paranoide de la personalidad y el trastorno de la personalidad por evitación es la renuncia a confiar en los demás; pero en este último trastorno esto es debido al miedo al compromiso o al miedo a sentirse inferior a los demás.

Por último, este trastorno de la personalidad debe diferenciarse de los cambios en la personalidad producidos por una enfermedad médica. También hay que distinguirlos de los síntomas que se pueden presentar en asociación con el consumo crónico de sustancias.


Trastorno narcisista de la personalidad

El trastorno narcisista de la personalidad está caracterizado por un patrón de incapacidad de conectarse emocionalmente con otros, necesidad de admiración y grandiosidad. Este trastorno comienza a principios de la etapa adulta y puede verse en distintos contextos.
Los sujetos que sufren de este trastorno, poseen un desmesurado sentido de su propia importancia, exagerando sus logros y capacidades. Esperan que se los considere superiores, sin que sus logros lo ameriten.
Viven enfrascados en fantasías de éxito ilimitado, belleza, amor, poder. Se comparan con gente famosa, creen que les adeudan privilegios. Creen que son especiales y sólo pueden entablar relaciones con personas o instituciones especiales.
Son pretenciosos, exigen admiración excesiva, sacan provecho de los demás para alcanzar sus metas, suelen envidiar a los demás, o creen que los demás los envidian, presentan comportamientos soberbios.
No toleran bien las críticas y en ocasiones reaccionan con furia y de manera desafiante. 


Generalidades

Los individuos con trastorno narcisista de la personalidad, asumen de buen grado que los demás adjudiquen valor exagerado a sus actos y se sienten sorprendidos cuando no reciben alabanzas.
En su auto sobrevaloración, se encuentra implícita una devaluación de los demás. Su autoestima es muy vulnerable, y por tanto, son extra sensibles a la crítica o la frustración. Las críticas, los hacen sentir humillados, vacíos, degradados, lo que puede ocasionar su retracción social.
En general no perciben que los demás tienen sentimientos y necesidades, y cuando los reconocen, suele ser con menosprecio, por considerarlos signo de debilidad.
Se considera que entre el 2-16% de los casos clínicos, sufren de este trastorno, y que su incidencia en la población en general, es del orden del 1%.
Los pacientes que sufren de trastorno narcisista, suelen presentar trastorno depresivo mayor, o trastorno distímico, y abuso de sustancias. Suele prevalecer en personas con anorexia nerviosa. Pero también puede aparecer asociado con trastornos de personalidad histriónicos, antisociales, borderline, esquizotípicos y paranoides.
La diferenciación en el diagnóstico entre trastorno narcisista de la personalidad y los trastornos de la personalidad histriónicos, u otros, es el sentimiento de grandiosidad típico asociado. También la relativa estabilidad de la autoimagen, o la falta aparente de impulsividad y sentimientos de abandono, figuran en el diagnóstico.
Hay una serie de consideraciones que no están contempladas en el DSM-IV. Las personas que sufren este trastorno, están incapacitadas de amar.
El DSM-IV identifica cierto tipo de narcisista, el arrogante, que exige admiración, pero no caracteriza adecuadamente al paciente narcisista hipervigilante, vergonzoso, callado, tímido, sensible, que evita el protagonismo por temor al rechazo. Estos sujetos mantienen su autoestima evitando las situaciones de vulnerabilidad.


Tratamiento

Para Kohut (psicoanalista austriaco) los pacientes narcisistas se encuentran en un estadio de desarrollo que precisa de respuestas específicas de su entorno, para mantener la cohesión interna. Se adjudica a una falla en el relacionamiento con los progenitores, quienes no habrían respondido adecuadamente a sus demandas de admiración.
Kernberg (psiquiatra y psicoanalista, estado unidense de origen austriaco) en cambio, define al trastorno narcisista, como una subcategoría de la personalidad borderline. Cataloga la agresión de los narcisistas como una manifestación de una envidia crónica.
En el tratamiento, el sujeto narcisista podrá comprender que las semejanzas que tenemos como humanos, en la carencia que todos sentimos y deseamos colmar.

Trastorno de personalidad histriónica

Es una afección por la cual una persona actúa de manera muy exaltada y dramática con el fin de llamar la atención.


Causas

La causa de este trastorno se desconoce, pero los acontecimientos de la infancia y los genes pueden estar implicados. Se presenta con mayor frecuencia en mujeres que en hombres, aunque se puede diagnosticar más a menudo en las mujeres, debido a que llamar la atención y tomar la iniciativa sexual es socialmente menos aceptable para el género femenino.
El trastorno de personalidad histriónica (histérica) generalmente comienza en la primera infancia.


Síntomas

Las personas con este trastorno generalmente están en capacidad de desempeñarse a alto nivel y pueden ser exitosos tanto a nivel social como laboral.
Los síntomas abarcan:
  • Actuar o lucir exageradamente seductor
  • Dejarse influenciar fácilmente por otras personas
  • Estar demasiado preocupados por su apariencia física
  • Ser exageradamente dramáticos y emocionales
  • Ser demasiado sensibles ante las críticas o la desaprobación
  • Creer que las relaciones personales son más íntimas de lo que realmente son
  • Culpar a otras personas de sus fracasos o decepciones
  • Buscar constantemente confianza o aprobación
  • Tener baja tolerancia ante la frustración o la demora en la gratificación
  • Necesidad de ser el centro de la atención (egocentrismo)
  • Estados emocionales rápidamente cambiantes que pueden parecer superficiales para otros


Pruebas y exámenes

El médico puede diagnosticarle el trastorno de personalidad histriónica (histérica) observando su:
  • Comportamiento
  • Historia clínica
  • Apariencia general
  • Evaluación psicológica
No existe una prueba formal para confirmar el diagnóstico.


Tratamiento

Las personas con esta afección a menudo buscan tratamiento cuando experimentan depresión por relaciones sentimentales fallidas. Los medicamentos pueden ayudar con síntomas como la depresión. La asesoría profesional (psicoterapia) también puede servir.


Expectativas (pronóstico)

Este trastorno generalmente no afecta su capacidad para desempeñarse en el trabajo o en ambientes sociales. Sin embargo, los problemas a menudo se originan en relaciones más íntimas, donde hay compromisos más profundos.


Complicaciones

Este trastorno puede afectar las relaciones sociales o sentimentales o la capacidad para hacer frente a las pérdidas y fracasos. Usted puede cambiar de trabajo frecuentemente, ya que se aburre con facilidad y tiene dificultades para hacer frente a la frustración.

Trastorno límite de la personalidad

Es un padecimiento en el cual la persona realiza acciones impulsivas y tiene un estado de ánimo inestable al igual que relaciones personales caóticas.


Causas

Los trastornos de personalidad son patrones de comportamiento prolongado que afectan negativamente las relaciones interpersonales y laborales. La causa exacta del trastorno de la personalidad límite se desconoce. La persona que padece este trastorno se comporta de manera impulsiva en áreas que tienen un potencial de autoinfligirse daño, como el consumo de drogas, el alcoholismo y otros comportamientos de riesgo.
Entre los factores de riesgo para este trastorno están:
  • Abandono en la niñez o en la adolescencia
  • Vida familiar disociada
  • Comunicación deficiente en la familia
  • Abuso sexual
Este trastorno de la personalidad tiende a ocurrir más a menudo en las mujeres y entre pacientes psiquiátricos hospitalizados.


Síntomas

Las relaciones con otras personas son intensas e inestables, oscilando bruscamente de amor a odio y de nuevo amor. Las personas con trastorno de personalidad límite tratarán de evitar frenéticamente el abandono real o imaginario.
Las personas con este trastorno pueden también presentar incertidumbre acerca de su identidad o imagen propia y tienden a ver las cosas en términos extremos, o todo es bueno o todo es malo. Estas personas igualmente se ven a sí mismas como víctimas de las circunstancias y asumen poca responsabilidad por ellos mismos o por sus problemas.
Otros síntomas abarcan:
  • Sentimientos de vacío y aburrimiento
  • Manifestaciones frecuentes de ira inapropiada
  • Impulsividad con el dinero, el consumo de sustancias, las relaciones sexuales, el apetito desenfrenado y el hurto en tiendas
  • Intolerancia a la soledad
  • Actos recurrentes de crisis como hacerse cortes en las muñecas, tomar sobredosis o herirse


Tratamiento

La terapia de grupo puede ayudar a cambiar los comportamientos autodestructivos. El refuerzo de un comportamiento adecuado por parte de los compañeros puede ser más positivo que la asesoría individual, porque las personas con esta afección a menudo tienen dificultades con las figuras de autoridad, lo cual les puede impedir el aprendizaje.
Los medicamentos pueden ayudar a nivelar los altibajos en el estado de ánimo y tratar la depresión y otros trastornos que se pueden presentar con esta afección.


Expectativas

El trastorno de personalidad límite tiene un pronóstico desalentador, ya que las personas con frecuencia no cumplen con el tratamiento.


Complicaciones

  • Intentos de suicidio
  • Trastornos en la alimentación
  • Depresión y drogadicción